El efecto del blanqueamiento dental se descubrió por accidente. En el pasado, los dentistas intentaban tratar la enfermedad de las encías con enjuagues bucales que contenían peróxido de hidrógeno. Notaron que los dientes se volvieron más blancos con el tiempo después del uso de estos enjuagues bucales.

Actualmente acudir al dentista es la opción más adecuada, aunque existen muchos productos para blanquear los dientes también están disponibles sin receta médica para su aplicación en el hogar, incluidos geles y tiras. Entonces, ¿cuál es la mejor opción y la más segura?. Ya te avanzamos que siempre es aconsejable hablar previamente con tu dentistas, ya que son ellos los más indicados para darnos las indicaciones.

¿Cómo trabajan?

El blanqueamiento dental se denomina así, principalmente porque el ingrediente activo en la mayoría de los productos es el peróxido de hidrógeno (o productos que liberan peróxido de hidrógeno cuando se mezclan con agua o aire). El blanqueamiento de dientes es algo controvertido; Los diferentes países tienen diferentes reglas con respecto a las concentraciones permitidas de peróxido de hidrógeno liberado por los productos y quién puede proporcionarlas.

Si bien el peróxido de hidrógeno es el ingrediente activo en la mayoría de los productos blanqueadores, algunos geles blanqueadores de dientes contienen peróxido de carbamida o perborato de sodio. Ambos agentes se descomponen para liberar peróxido de hidrógeno.

¿Cual es la diferencia?

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre el blanqueamiento dental realizado por un dentista, en un entorno cosmético? Recientemente, las líneas entre estas categorías se han difuminado un poco. Muchos dentistas ofrecen ahora tratamientos para blanquear los dientes que luego se llevan a casa y los consumidores los utilizan. Los no dentistas también ofrecen tratamientos de blanqueamiento «en silla», a menudo con productos que requieren activación por luz. Ambos métodos funcionan liberando peróxido de hidrógeno, pero los sistemas en silla tienden a usar productos que liberan niveles más altos de peróxido de hidrógeno, especialmente los que usan los dentistas.

La investigación de laboratorio sugiere que el blanqueamiento en silla por parte de los dentistas aumenta la fuerza del esmalte, haciéndolo más resistente a la erosión del ácido. Por el contrario, se demostró que el blanqueamiento casero aumenta la pérdida de contenido mineral dentro del esmalte, lo que con el tiempo puede provocar debilidad. Los investigadores sugieren que los sistemas domésticos deben usarse bajo la supervisión de un dentista. Los productos blanqueadores comprados sin receta, cuando se usan en exceso, pueden provocar daños en los dientes con el tiempo.

La principal diferencia es que los dentistas tomarán un molde de sus dientes y lo usarán para hacer una bandeja blanqueadora. Esto asegura que el tratamiento solo toque sus dientes y no sus encías. Es importante que el peróxido de hidrógeno no se deje en contacto con las encías durante mucho tiempo, ya que esto puede causar quemaduras.

Muchos puntos de venta que ofrecen blanqueamiento dental afirman utilizar productos «sin peróxido». Los consumidores deben preguntar qué contienen realmente. Los productos pueden estar libres de peróxido antes de su uso, pero luego liberan peróxido de hidrógeno cuando se activan.

Es poco probable que los productos que realmente no contienen o liberan peróxido de hidrógeno sean muy efectivos para blanquear los dientes. El esmalte que se blanquea con productos blanqueadores de bricolaje puede ser vulnerable al daño de las pastas dentales abrasivas. El uso prolongado de productos blanqueadores caseros puede debilitar la superficie del esmalte, haciéndolo más vulnerable al daño o al desgaste por ácido.

Una vez blanqueados los dientes, no es necesario que continúe blanqueándolos, pero los efectos desaparecerán gradualmente con el tiempo. Suelen durar de 6 a 12 meses, según el cepillado y la dieta. No hace falta buscar mucho para encontrar una amplia gama de remedios caseros para blanquear los dientes. Desde frotar cáscara de plátano en los dientes hasta cepillarse los dientes con una mezcla de jugo de limón y bicarbonato de sodio, existen muchas soluciones rápidas para blanquear los dientes. Si bien muchos de estos remedios caseros simplemente no funcionan, muchos contienen ácidos, azúcares y abrasivos poderosos que pueden dañar los dientes y empeorar la salud dental si se usan de manera rutinaria.

Las pastas de dientes que contienen carbón han aumentado en popularidad en los últimos tiempos. Algunos promocionan estos productos como beneficiosos para la salud bucal y el blanqueamiento dental. Sin embargo, una revisión reciente en el Journal of the American Dental Association encontró evidencia insuficiente para respaldar estas afirmaciones.

Antes de que te vayas

Antes de someterse a cualquier curso de blanqueamiento dental, sería una buena idea hacerse un chequeo para asegurarse de que su boca esté sana. Es bastante común que los productos para blanquear los dientes causen sensibilidad. Por lo general, esto tiene un efecto temporal. Identificar cualquier problema de salud dental de antemano reducirá el riesgo de experimentar demasiadas sorpresas.

Una limitación de cualquier tipo de tratamiento de blanqueamiento es que las restauraciones dentales, como empastes, carillas y coronas (tapones) del color de los dientes, no cambiarán de color, ya que el blanqueamiento solo tiene efecto en los dientes naturales.

Esto puede resultar en un desajuste entre los dientes naturales blanqueados y cualquiera de estas restauraciones. Es un factor a considerar cuando alguien sin formación dental formal le blanquea los dientes, ya que es posible que no pueda identificar de manera predecible qué dientes no se blanquearán.

El tratamiento de los dentistas suele costar más, pero tiene más garantías para los pacientes. Los dentistas pueden usar productos más fuertes, es más probable que comprendan lo que se puede lograr con cada tipo de blanqueamiento (en el consultorio o en el hogar) y también pueden ayudar de manera más efectiva si algo sale mal.