¡Pero esto no es cierto! El diente puede haberse lesionado y no solo el diente de leche, sino incluso el germen del diente definitivo. Es importante vigilar esa pieza dental, ya que es posible que ese diente dentro de un tiempo pudiese tener una lesión interna. El diente de leche posee un nervio en su raíz y, en ocasiones, dicho nervio puede sufrir una necrosis (muerte del nervio) producto del golpe recibido. Dicha necrosis, no se produce de forma inmediata y puede aparecer a los meses e incluso a los años.

Se recomienda acudir a la clínica dental para que el odontopediatra realice una revisión de la pieza y realizar revisiones rutinarias sobre las piezas que recibieron el golpe cada 6 meses. Existen síntomas claros que pueden vigilar los padres. Entre ellos destacamos estos tres:

1. 1. Cambio de color del diente, si la pieza dental se oscurece y se pone gris es un síntoma de posible necrosis.
   2. Aparición una fístula en la encía, que indica que existe infección en la pieza por lo tanto la pieza es posible que esté necrosada.

Ante una necrosis del nervio, el tratamiento a seguir sería una pulpectomia (eliminación del nervio muerto) o en su defecto la extracción de la pieza de leche y posterior colocación de un mantenedor de espacio si fuera necesario.

¿Qué hacer si un niño rompe un diente?

Por otro lado puede ser que el diente producto del golpe se fracture. De igual forma acudiremos a la clínica en las dos primeras horas.

En caso de se haya roto un trocito o incluso la pieza entera, intenta conservarla en leche o en una gasa húmeda, nunca en seco. Una vez en la clínica se realizará una radiografía al niño para valorar si el nervio está afectado y ver si existe fractura a nivel de la raíz dental.

Si la rotura es solamente de un trozo se puede pegar, el cachito de diente partido y si no tenemos el trozo se reconstruye con material del empaste. Si se ha desprendido la pieza entera (y está se ha conservado en condiciones óptimas) se procederá a reimplantarla, colocándola en su lugar original.